Estamos en el tercer Domingo de Adviento, Domingo de la
Alegría. Cuando las vestiduras púrpura se cambian a rosadas. El propósito para
nosotros de este día es darnos aliento a medida que avanzamos hacia el final de
la temporada penitencial. Este día es una llamada a la alegría por la proximidad
de la Navidad: es el Domingo Gaudete, “alegraos”.
Con respecto al domingo anterior se produce una interesante
inversión de perspectiva. Hace una semana mirábamos con Juan hacia el futuro,
hacia el que “tiene que venir”, pero que todavía no ha aparecido. En este
domingo Jesús se para a mirar a Juan: el anunciado, que ya ha venido, homenaje
al precursor. Preparémonos con alegría para la venida del Mesías. Vivamos con
alegría este Domingo Gaudete.
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